del Profr. Arturo Rosales Toledo


diciembre 18, 2024

¡Una Fantasía Navideña!

En el inicio de la Navidad, dentro del sueño de la niña Clara, se desarrolla un mágico cuento de Hadas protagonizado por un muñeco Cascanueces. Ese muñeco de madera tendrá que defender a su dueña luchando contra el Rey de los Ratones y luego la llevará en un viaje a través de un país de hadas. Este cuento nació de la inspiración del escritor Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, quien en 1816 publicó "El Cascanueces y el Rey de los Ratones". Luego, el afamado Alexandre Dumas adaptó la historia, y esto motivó al coreógrafo Marius Petipa a pedirle al compositor Piotr Ilich Tchaikovsky que creara una pieza musical para el cuento. Así surgió esa partitura mágica que se estrenó como ballet en San Petersburgo allá por 1892.


Con el tiempo, "El Cascanueces" se ha vuelto un clásico de la Navidad preferido por varias razones. La historia está ambientada en la víspera de Navidad y la música de Tchaikovsky captura perfectamente la magia, la alegría y la fantasía de esa temporada. Además, el ballet es visualmente espectacular, lleno de danzas vibrantes y escenarios deslumbrantes. Todo esto ha convertido a "The Nutcracker" en una tradición navideña que se interpreta en todo el mundo, cada diciembre. No conocer esta parte de la cultura popular durante las festividades de nuestros días, es casi imperdonable, por eso, en esta ocasión ART Nideo de Ideas comparte para todos sus lectores el cuento, y al final del relato esta publicado el video del Imperial Classical Ballet, interpretando la obra de "El Cascanueces".

EL CUENTO

Preámbulo

Era la víspera de Navidad, y la familia Stahlbaum se preparaba para realizar una alegre fiesta. Los invitados iban llegando, llenos de alegría y con anticipación. La sala principal del hogar estaba bellamente decorada, con un imponente árbol de Navidad en el centro, esperando ser iluminado. Los niños jugaban y reían, los adultos conversaban animadamente creando una atmósfera festiva y cálida.


Acto I: La Fiesta de Navidad

Clara, la joven hija de la familia Stahlbaum, estaba especialmente emocionada. No podía esperar a ver el árbol de Navidad encendido y que fuera hora de recibir los regalos. Finalmente, el momento llegó. Para aninar el acto estaba el señor Drosselmeyer, un enigmático concejal, juguetero y también mago; apareció para añadir un toque de magia a la celebración. Con un gesto dramático encendió el árbol, inundando la sala con una luz cálida y resplandeciente. Todos quedaron maravillados ante el espectáculo, marcando el inicio oficial de la celebración.

La fiesta continuó con la charla, el entremés y la entrega de regalos. Pero el señor Drosselmeyer tenía una sorpresa especial para Clara: le dio un cascanueces de madera con la apariencia de un valiente soldado. Clara quedó encantada con su nuevo juguete, y fue el centro de atención de todos los pequeños, su hermano Fritz trato de jugarlo, sin embargo, en un momento de descuido rompió el cascanueces y Clara se puso muy triste Afortunadamente, Drosselmeyer vio todo y se ofreció a repararlo rápidamente por arte de nagua, devolviendo la sonrisa a Clara.

Al sonar las doce campanadas de la nochebuena los invitados celebraron la llegada de la Navidad y poco después se despidieron; la familia se retiró a descansar. Clara, todavía emocionada por su cascanueces, se fue a dormir tomándolo entre sus brazos. En su sueño, vio que el salón de la casa se transformó en un escenario de ensueño, con ligera nieve cayendo por todos lados. El árbol de Navidad creció hasta alcanzar el techo, brillando con luces mágicas que en realidad eran como luciérnagas. Entonces los juguetes cobraron vida, bailando y riendo en una danza festiva, pero Clara presenció que llegaba una invasion de ratas y empezaban a destruir todo, ahi comenzó una feroz batalla cuando apareció una tropa de soldados de juguete, liderada por el Cascanueces, y enfrentó al ejército de ratas encabezado por el temible Rey Ratón. La batalla fue intensa, con soldados y ratones luchando sin cuartel en una coreografía vibrante y dramática. Justo cuando parecía que el Rey Ratón iba a triunfar, Clara le lanzó una de sus zapatillas distrayendo lo suficiente para que el Cascanueces pudiera vencerlo. Esta victoria marcó el final de ese siniestro Rey.


Acto II: El Mundo Mágico

Después de la batalla, el Cascanueces se transformó en un apuesto príncipe y se acercó a la sorprendida Clara, que tenía la misma estatura que todos los soldados de juguete. Agradecido por la valentía y ayuda de Clara, el Príncipe Cascanueces la invitó a ir en un maravilloso viaje por un reino de fantasía. Juntos, emprendieron ese viaje mágico a través de un bosque de chupirules nevados. La atmósfera era encantadora, con copos de nieve danzando alrededor de ellos. Cada copo de nieve parecía un algodón de azúcar con vida propia, creando un espectáculo deslumbrante mientras Clara y el Príncipe se abrían paso hacia el mágico Reino de los Dulces.

Al llegar al Reino de los Dulces, Clara y el Príncipe fueron recibidos con gran pompa y circunstancia por el Hada de Azúcar y su séquito. El Reino de los Dulces era un lugar de maravillas y delicias, un festín para los sentidos de los niños, donde cada rincón estaba decorado con golosinas brillantes, coloridas y de mil sabores. Caramelos gigantes, bastones de caramelo, ríos de miel arrastrando tronirocas, peñascos de gomitas, y fuentes de chocolate eran algunas cosas que adornaban el paisaje, haciendo que cada paso fuera una nueva aventura.


El Hada de Azúcar organizó un festín en honor a sus nuevos huespedes: Clara y el Príncipe Cascanueces. Así comenzaron con una serie de danzas que representaban distintas culturas y sabores de donde se abastecía el Reino de los Dulces, cada una más espectacular que la anterior. Los invitados vieron la Danza Española, que representaba el chocolate caliente, estaba llena de movimientos enérgicos y apasionados. La Danza Árabe, evocando el aromático café, era una coreografía lenta y animada, impregnada de misterio. La Danza China, que representaba el té, se distinguía por sus movimientos rápidos y precisos, con acrobacias y saltos que dejaban a todos boquiabiertos. La Danza Rusa (Trepak) que era vibrante y llena de energía, representando al turrón con rápidos saltos y patadas altas. La Danza de los Mirlitones representaba los pasteles de merengue, con una coreografía ligera y juguetona que era interpretada por tres bailarinas. Finalmente, la Danza de la Madre Jengibre presentaba a la Señora Jengibre emergiendo de una gran casa de galletas de jengibre, de cuya falda salían pequeños bailarines llamados Polichinelas, realizando una danza animada y divertida.

Finalmente, todos los bailarines se reunieron para bailar el Vals de las Flores, una deslumbrante coreografía que celebraba la belleza y la elegancia del Reino de los Dulces. Todos simbolizando flores danzaban en una sinfonía de colores y movimientos suaves, creando un cierre mágico para el festín. Los pétalos de las flores caían suavemente alrededor de Clara y el Príncipe, envolviéndolos en un manto de magia.


Clara y el Príncipe Cascanueces disfrutaron de este espléndido espectáculo, y el Hada de Azúcar les honró con una majestuosa danza final, mostrando su gratitud y admiración. Todo este ambiente era particularmente conmovedor, capturando la esencia de un mundo de fantasía y llenando el aire con una sensación de maravilla y asombro, pero ya era el momento de regresar.

El Final 

Clara comenzó a despertar de su sueño, encontrándose de nuevo en su cálido hogar, abrazando su muñeco, pero con los recuerdos de la mágica aventura aún frescos en su mente. Esta historia de "El Cascanueces" dejaba en Clara una sensación de que la magia de la Navidad y del Reino de los Dulces siempre estaría con ella.


Como hemos leído, "El Cascanueces" es un cuento encantador que combina la magia de la Navidad con la aventura y la imaginación, pero es mas atractivo llevándonos a un viaje inolvidable al mezclarlo con la maravillosa música de Tchaikovsky.

En el siguiente video editado por ADDClipVideo el Canal del Yomicubo en youtube es posible disfrutar de la interpretación de este cuento, con la música Tchaikovsky y la coreografía de Imperial Classical Ballet.



M.M. Perseo Rosales Reyes
Diciembre de 2024



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