del Profr. Arturo Rosales Toledo

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¡Gracias por tu ejemplo de vida!

¡Gracias por tus enseñanzas!

¡Gracias por dejarnos tus recuerdos!

¡Gracias por enseñarnos a vivir!

¡Gracias por tu apoyo!

¡Gracias por tu sabiduría!

¡Gracias por tu ejemplo de vida!

¡Gracias por sus esfuerzos!

¡Gracias por mostrarnos el mundo!

¡Gracias por enseñarnos tu solidaridad!

¡Gracias por motivarnos a crecer!


julio 31, 2023

Transcurrían los meses de clases en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, I.F.C.M. en Oaxaca de Juárez, cuando en su curso de literatura universal el joven aspirante de profesor, Arturo Rosales Toledo, tuvo la primera oportunidad de leer el Libro de la Mitología Griega. En ese entonces empezó leyendo los mitos de los dioses y su fantástico olimpo, aunque poco a poco fue adentrándose, o como decía él: "me fui embebiendo en más y más historias..." hasta ser cautivado por las epopeyas y las hazañas de Ulises, de Edipo, de Jasón, de Orfeo, de Prometeo, y por supuesto... de la historia de Perseo y de Hera.

Particularmente el joven Arturo Rosales creía en un destino preestablecido que toda persona debe de cumplir, a veces más tarde o a veces más temprano. Sin embargo, el verdadero valor de un hombre o una mujer, decía él en su Nido de Ideas: "siempre depende de la calma y la inteligencia para enfrentar los retos de ese destino". Quizás por ello las leyendas de Perseo, de Hera y de Orfeo le parecieron muy especiales, pues representaban los valores que él asumía y admiraba, estos son: la paciencia, la superación, la determinación, el sentido de justicia, la honradez y el amor, que consideraba como las cosas más positivas ante la adversidad de un mal destino.

A medida que avanzaba en la lectura de la mitología, encontró el relato de Perseo que lo cautivó porque, en síntesis, contaba lo siguiente: El dios supremo Zeus descendió en forma de una nube para envolver y embarazar a la joven Danae, que permanecía prisionera de su propio padre: el Rey de Argos, porque este supo de una profecía que sentenciaba el nacimiento de un nieto que acabaría con su vida. Ese nieto era Perseo que nació en el encierro y empezó a crecer con los consejos y el amor de su madre; el Rey no quiso asesinar directamente a sus descendientes, pero ordenó encerrarlos en un baúl y lanzarlos al mar, ahí intervino Zeus para rescatarlos y darles una oportunidad de vida llevándolos hasta otra tierra helénica.


Perseo y su madre empezaron a vivir bajo la protección del Rey de Sérifos, pero cuando este quiso cortejar y convertir a Danae en su amante Perseo se opuso, por ello fue desterrado y se fue con la consigna de conseguir el arma más poderosa para volver y desafiar al rival, esta arma era la cabeza de medusa, una Gorgona capaz de convertir a las personas en estatuas de piedra solamente con su mirada. Durante su travesía Perseo conoció a las hermanas de Medusa y después de someterlas supo de la debilidad de esta, luego recibió favores de los dioses que probarían su sagacidad para someter a medusa, una de estas cosas fue un escudo pulido que sería el objeto clave para vigilar a Medusa y lograr degollarla. Con esa arma fue capaz de rescatar a la damisela Andrómeda, conquistar su amor, y regresar ante el Rey de Sérifos para vengar a su madre y liberar al pueblo de las manos de ese tirano, ante el jubilo del Olimpo.

Lo que el joven Arturo creyó que sería un historia más de valentía, se volvió en su primera leyenda inspiradora, descubriendo en Perseo un héroe muy humano nacido en un tiempo de pesimismo y de adversidad, que lograba vivir y superarse gracias al cuidado, los consejos y el amor; que pudo vencer los obstáculos valiéndose de su ingenio y de sus capacidades fortalecidas con la gracia divina, que a fin de cuentas era el orgullo de un padre superior; asimismo, simbolizaba la determinación para enfrentar desafíos y la convicción de que siempre saldría adelante aún ante las cosas más difíciles, pues, a pesar de no tener la fuerza de Hércules, ni el empuje de Ulises, Perseo representaba un poder sutil para enfrentar su destino y ayudar con el rumbo de los demás, especialmente cuando este destino implicaba el amor a los suyos, la lealtad familiar y su integridad personal.

En 1966, siendo ya un profesor que aún sufría por el doloroso fallecimiento de su primera niña y enfrentando dificultades económicas, tuvo la nueva alegría del nacimiento de su hijo. Llegado el momento, ante la vista incrédula de su compadre Fidel y la mirada complaciente del párroco de la Villa de Tezoatlán de Segura y Luna, Arturo quiso bautizarlo con el nombre de Perseo. Al pasar los años, el Profesor Arturo Rosales Toledo mantendría emociones surgidas de inspiraciones similares, por eso escribió en su Nido de Ideas: "(...) día a día vivo inspirado y mi cabeza sigue siendo ágil y juiciosa para ver y entender lo que es el mundo y hacia dónde vamos y qué ejemplo hay que dar", de tal manera que hasta el último día de su conciencia, él procuró enseñar y orientar a los suyos destacando estos simbolismos mitológicos, por los cuales, en su familia existen desde el presente y hasta la eternidad personas ejemplares con los nombres de: Liz, Hera, Larissa y Eurídice.

Finalmente, el siguiente video trata de esa Leyenda de Perseo, que fue inspiradora de la ensoñación y de los valores que nuestro querido Papá procuró para ser sustentos del modo de vida de su entrañable familia.

M.M. Perseo Rosales Reyes

julio 04, 2023

Llegados los años 80s, cuando apenas empezaba a interesarme el mundo real despuntando en la adolescencia para trascender desde mi universo fantástico, aquel lugar ya lejano cuyo ambiente y circunstancias siempre me favorecían, ahí donde fui el gran protagonista de un Mundial de fichafútbol, donde gané un Súper Bowl con mis corchiredskins y realice una Copa Davis triunfando México gracias a mi héroe fichaúl ramírez; donde tuve épicas aventuras con mi primo Héctor en una batalla de guerreros con ballestas y canicas en la fría montaña; donde tuve grandes rivalidades con mis primos Vladimir y Omar en las improvisadas pistas de cochecitos Meta-Lemans; donde tuve inolvidables hazañas en los campos y estadios de fichafútbol y corchibeisbol con mis primos Freddy y Toño; donde tuve momentos de ensueño con mis queridas hermanas: Liz y Hera en unos increíbles Juegos Olímpicos con escenarios de cartulina, tableros de papel y dados; y especialmente, donde tuve las complicidades más fraternales con mi carnalito Efraín siendo hábiles agentes del manejo de cerbatanas, de resorteras, del patín del diablo y de las bicicletas, pero... sucedió que a pesar de mi experiencia viendo televisión después de regresar de la secundaria, entonces vi algo que me cautivo realmente, al grado de embelesarme capturando mi vista y mi mente, por primera vez.


En la TV mexicana de los años 70s e inicios de los 80, la publicidad comercial difundida tenia más carga informativa que persuasiva; muy probablemente los publicistas de aquel tiempo estaban bastante influidos por los conceptos del gurú David Ogilvy, que resolvía el dilema: ¿Persuadir o Vender? planteando un solo propósito de cualquier campaña: informar para convencer y vender. Afortunadamente también hubo quienes pensaron -como sucede en la publicidad actual- que las comunicaciones de marketing si deben de informar, pero antes deben de persuadir, cuyo efecto sea lograr que la gente quiera comprar y no necesariamente vender. 

El caso es que un spot de esos años, que recuerdo con muchísimo agrado, era de los Jeans Brittania, y en vez de "informar" me persuadió, porque me bastaron las imágenes mostrando a una 'reina inglesa' que siempre obedece un estricto protocolo -como ya lo hemos visto tantas veces-, y que es sorprendida por una chica guapa, vestida de jeans y una reina pomposa. Al llegar a estas escenas quede prendado de esa chica wera y tal imagen solo la logre sustituir hasta que vi el video "Like a Virgin" de Madonna, pero... no fue la imagen de una reina, ni de una wera wuapa con jeans lo que ahora me hace recordar la anécdota relatada, sino que mi mayor impacto fue la pista musical (el soundtrack). Aquí esta ese spot que me cautivó.

En algún momento le pregunte a mi querido Papá Arturo Rosales Toledo: ¿Cuál era la canción de ese spot? y él me preguntó a qué me refería, yo trate de describir tal spot, pero eran días muy lejanos a la existencia de las app identificadoras de contenidos de audio -como Shazam- y todo parecía un "loop de la Matrix", porque él no había visto ese spot y yo no sabía que referencia darle más allá de llamarle "la canción de Brittania". Finalmente, en algunas semanas después sacó uno de sus álbumes de "La Música Más Bella del Mundo", puso un disco en su acostumbrado aparato Radson y me dijo: "esta es la canción de Brittania"; hasta entonces supe que ese spot tenia como fondo una emocionante marcha clásica del compositor ingles Edward Elgar y que la interpretación correspondía a la Orquesta Filarmónica Nacional, siendo una de las variadas piezas de la colección musical de mi papá, que ahora es mi gran herencia cultural.

Aquí esta la música de ese disco, para que la escuchen y la disfruten.

Marcha No. 1 Pompa y Circunstancia

M.M. Perseo Rosales Reyes

Nido de Ideas, introducción de mi libro

Videoclips de la Música Más Hermosa del Mundo

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