del Profr. Arturo Rosales Toledo

¡Gracias por tu legado!

¡Gracias por tu ejemplo de vida!

¡Gracias por tus enseñanzas!

¡Gracias por dejarnos tus recuerdos!

¡Gracias por enseñarnos a vivir!

¡Gracias por tu apoyo!

¡Gracias por tu sabiduría!

¡Gracias por tu ejemplo de vida!

¡Gracias por sus esfuerzos!

¡Gracias por mostrarnos el mundo!

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agosto 12, 2024

In Memoriam: Arturo Anhué

Agosto 11 de 2024

En tiempos recientes, vivió un joven de un corazón puro y libre de maldad, lleno de ilusiones y esperanzas. Era un alma inocente, incapaz de albergar rencor alguno, que debió tener la oportunidad de una vida larga y próspera. Sin embargo, el destino, siempre impredecible, había decidido otra cosa. Su cuerpo, antaño dinámico y sano, en algún día comenzó a fallarle, y aunque su espíritu seguía lleno de luz, el físico ya no podía sostenerle y lo recluyó en sí mismo. 


Por años, meses y semanas más frecuentes, residió entre el confortable ambiente de su hogar y la frialdad de una cama de hospital, hasta que un fin de semana algo cambió. Ya no volvió a su lecho familiar, sino que percibió estar rodeado de una extraña luz blanquecina. Su mundo, ya de por si limitado, ahora se reducía a recibir tal destello constante, pero comenzaba a desvanecerse, apagándose lenta e inexorablemente. Quiso resistirse por el temor de estar en tinieblas, pero su cuerpo definitivamente no le respondía. Entonces, en un momento de inesperada revelación, el halo desapareció en el momento que sintió como se liberaba de esa prisión física que le retenía.


Estupefacto con el movimiento y la ligereza de su ser, el joven miró por doquier y vio que todo a su alrededor se difuminaba. Ahora flotaba con una paz indescriptible, libre del dolor y de las cadenas que le habían atado por tanto tiempo. Trató de correr con las ganas de buscar y abrazar a aquellos a quienes hace mucho no veía, creyendo que podría avisarles: ¡Mamá, ya vine, ya me compuse…! ¡Papá, ya he vuelto, ya me alivié! Pero, por más que lo intentaba no hallaba adónde ir. En su lugar, escuchó susurros como voces lejanas que lo llamaban desde la distancia, llevándolo hacía un sendero, que algo en lo más profundo de su ser le decía que no podría evitar.


En ese crucial instante el joven supo que no caminaría su cuerpo, sino su espíritu. Al marcharse, su sufrimiento se quedaría atrás como una pesadilla que se desvanece con la primera luz del alba. Por primera vez se sentía en franca paz, pero aún le inquietaba la oscuridad que ya le rodeaba, sin embargo, no tenía miedo; percibía ecos que lo animaban a irse llenando su corazón de serenidad. Empezó a avanzar viendo hermosas estrellas al alcance de sus manos, brillaban como encantadoras luciérnagas iluminando la noche, en cada destello recibido sentía que algo lo reconfortaba, y así, los sombríos recuerdos que pudieron torturar su alma comenzaron a desaparecer, envueltos en una claridad que le permitía comprender lo que le sucedía y, cual reproducción de un videorecuerdo, tener la voluntad de ver lo qué le pasó.


El joven vislumbró la escena de un cuartito de hospital a media penumbra, ahí estaba su espíritu pendiendo y atado a su cuerpo relajado, inerte sobre la cama, cubierto por una sábana blanca. Dos desconocidos lo movieron a una camilla, escribieron algo en un papel y enseguida lo sacaron de ese lugar, Quizás esto debió provocarle el llanto, pero ya separado de toda sensación física él solo tuvo resignación. En cambio, se iluminaba con un fino resplandor, colmando su ser de una tranquilidad etérea. Supo entonces que eso era un final definitivo. Aunque exhaló un ligero lamento por el sufrimiento que su partida causaría en los suyos, también comprendió que esta experiencia era un momento de tránsito, pues su vida ya había terminado.


De repente quiso ver su hogar por última vez, y estar, aunque sea un instante con sus padres, agradecerle a su nana. Esa voluntad le proyectó una escena vacía. Su corazón se inquietó al no encontrar a la familia, pero también le decía que estaban muy cerca. Una nueva escena le mostró las afueras del hospital, ahí pudo verla en el rincón de una reja, en un ir y venir; sus rostros expresaban la incertidumbre, la pena, la tristeza o el dolor. En esa imagen trató de reconocer a su mamá, pero no la identificaba, sin embargo, sintió un vuelco en el corazón al distinguir a su papá. Hace tanto tiempo que no lo veía. Aún lo recordaba jovial, noble, apacible, amoroso, y ahora mismo lo miró teniendo un semblante de dolor profundo. Quizás por las noches de desvelo o por llorar sus pérdidas humanas, sus ojos carecían de brillo, sus cejas estaban fruncidas creando líneas duras en su frente, sus mejillas estaban harto tensas y con la boca entreabierta, tratando de mantener su cordura, pero reaccionando con los gestos y las débiles palabras que le permitía su ánimo, en una mezcla de incredulidad, de desesperación, de vacío y soledad que transforma a una persona para siempre. El joven quiso acercarse a su papá, consolarlo y reanimarlo, pero su presencia ya no podía atravesar la barrera que separa lo tangible de lo intangible. Entendió que su tiempo ahora sí había concluido, y aunque en su corazón anhelaba abrazarlo solo una vez, sabía que debía seguir adelante.


La escena se desvaneció. Una vez más el camino apareció frente al joven, parecía infinito y lleno de misterios. Con cada paso escuchaba ecos de más nitidez, ahí le pareció reconocer el llamado de su mamá, al que inconscientemente respondió: “Ya voy mamá… ya voy...” y avanzó hacía un resplandor que se acercaba. 

Aunque no tenía la curiosidad de voltear atrás del camino, escuchaba las oraciones de sus queridos familiares, esas plegarias llenas de amor y fe le acompañaban en tan místico viaje. Esto le parecía un sueño agradable, por primera vez en mucho tiempo el joven se sintió emocionado; había una chispa de esperanza que le animaba a continuar, infundiéndole el deseo de ir al final del sendero, hasta encontrar su nuevo destino: una estancia en esos horizontes tan vastos como el susurro del viento y nutrido con los ríos de eternidad que fluyen sin fin. En aquel paraíso donde la vida brota en cada rincón, el joven sabía que estaría en paz. Ya no habría más sufrimientos ni pesares; solo el amor eterno y esa morada, donde los suyos o tal vez su Creador, le esperaban con los brazos abiertos ofreciéndole un hogar, donde la vida resurge en cada suspiro del alma y el tiempo deja de ser el límite insuperable de la existencia.

¡Hasta luego hermanito!

Respetuosamente:
Perseo Rosales Reyes

diciembre 22, 2023

Extractos del Libro Nido de Ideas
“Aforismos y pensamientos de un idealista y soñador”
por 
Arturo Rosales Toledo

La vida del hombre es un devenir de las cosas, de los hechos y del conjunto de emociones, de lazos y de decisiones, que cotidianamente representan altibajos poniendo a prueba el carácter que cada quien ha forjado, pues en cualquier etapa de esa vida se experimentan discrepancias, tropiezos y decepciones, pero también acuerdos, dichas y satisfacciones, que nos enseñan cómo vivir. Y esto siempre será así, ya sea en el plano familiar, con la pareja, con las amistades, con la comunidad o también en el trabajo.

Al hacer el recuento de la vida personal, quizás llegarán al pensamiento los recuerdos de la cantidad de errores que cometimos, de las malas decisiones que tomamos y los sentimientos dolorosos que sufrimos, pero también llegarán a la mente los momentos inolvidables, aquellos días muy felices al compartir festejando la graduación de la escuela, celebrando el primer trabajo obtenido, agasajando los lazos de amistad y de amor, también por disfrutar los momentos de convivencia placentera con los seres queridos, y los instantes de buena suerte. Todo esto es lo que contiene la vida. 

Por eso manifiesto que en cada uno de nosotros y especialmente cuando llega la vejez, siempre vendrán a la memoria los hechos que pasaron, las cosas que vivimos, y si estos sucesos fueron buenos o fueron malos, ya no es tiempo de lamentaciones, ni de arrogancias, hay que aprender a aceptar todo lo que pasó y poder vivir con eso.

Todo  mundo sabe lo que ha vivido, pero nunca nadie sabrá jamás lo que está escrito en su destino y lo que habrá de vivir, sin embargo, cuando uno intuye que Dios ha concluido la última página en el libro del destino personal, entonces hay que ser conscientes y más allá de cualquier valentía o heroísmo tratando de arrepentirse para sobrevivir, habrá que disponerse a enfrentar las cosas con dignidad, con tranquilidad, estar conformes y redimirse arreglando las cuentas pendientes, procurando volver a ver y unir a la familia las veces que se pueda, reconciliándose con todos los seres queridos, estando en paz con uno mismo, con el mundo, aceptando que finalmente se cumplirá la voluntad del creador.

El vivir y morir es una dualidad, así como la alegría y la tristeza, la esperanza y la desilusión, o la calma y la inquietud, pero representa una gracia divina desde el momento en que Dios concede a cada hombre la virtud de vivir y de trascender la muerte de forma digna, eligiendo entre: actuar bien o actuar mal con cada cosa, con cada hecho, con cada decisión personal y con cada lazo de amistad, de afecto o de amor. Decidir en qué lado actuar consiste de un solo paso, que depende únicamente de cada uno, eso significa decidir vivir cada momento dando pasos hacia el bien o, en su caso,  pretender vivir dando pasos y más pasos completamente dañinos o malignos.

Sepamos que la vida no es una obsesión por cumplir años y más años hasta que el cuerpo ya no aguante. La vida no es una competencia para tener más edad que los otros. Pero tampoco es estar en la enemistad, en la soledad, en la discordia, en la enfermedad o en el desprecio a Dios, porque todo esto degrada al hombre. Las gentes que verdaderamente viven no es gracias a su edad, sino porque dan pasos hacia adelante, hacia una vida eterna por sus buenos actos, son las gentes que durante su existencia dejan una huella o varias… que sirven de mayor ejemplo, de tolerancia, de comprensión y de mejor inspiración en su familia y amistades. 

Ante todo esto, pienso por mi experiencia personal que al dar pasos hacia adelante ya no debe haber incertidumbre, porque no debe reinar la pena, no debe prevalecer el desconsuelo, porque hay que invocar dos cosas: el amor y la esperanza que son claves para toda la familia que queda doliente ante la pérdida. Y porque eso es la base de mantener la unión y el ánimo de la familia ante la dualidad de la vida y la muerte.

Es así como pienso, por eso he tratado de ser gente de bien, manteniendo la dicha, conservando la esperanza, promoviendo la unión de todos y teniendo fe en las personas, en la familia, en la vida y en Dios. Gracias por todo y por siempre.


Profesor Arturo Rosales Toledo
Cd. Nezahualcóyotl, Estado de México
Noviembre de 2020

julio 31, 2023

Transcurrían los meses de clases en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, I.F.C.M. en Oaxaca de Juárez, cuando en su curso de literatura universal el joven aspirante de profesor, Arturo Rosales Toledo, tuvo la primera oportunidad de leer el Libro de la Mitología Griega. En ese entonces empezó leyendo los mitos de los dioses y su fantástico olimpo, aunque poco a poco fue adentrándose, o como decía él: "me fui embebiendo en más y más historias..." hasta ser cautivado por las epopeyas y las hazañas de Ulises, de Edipo, de Jasón, de Orfeo, de Prometeo, y por supuesto... de la historia de Perseo y de Hera.

Particularmente el joven Arturo Rosales creía en un destino preestablecido que toda persona debe de cumplir, a veces más tarde o a veces más temprano. Sin embargo, el verdadero valor de un hombre o una mujer, decía él en su Nido de Ideas: "siempre depende de la calma y la inteligencia para enfrentar los retos de ese destino". Quizás por ello las leyendas de Perseo, de Hera y de Orfeo le parecieron muy especiales, pues representaban los valores que él asumía y admiraba, estos son: la paciencia, la superación, la determinación, el sentido de justicia, la honradez y el amor, que consideraba como las cosas más positivas ante la adversidad de un mal destino.

A medida que avanzaba en la lectura de la mitología, encontró el relato de Perseo que lo cautivó porque, en síntesis, contaba lo siguiente: El dios supremo Zeus descendió en forma de una nube para envolver y embarazar a la joven Danae, que permanecía prisionera de su propio padre: el Rey de Argos, porque este supo de una profecía que sentenciaba el nacimiento de un nieto que acabaría con su vida. Ese nieto era Perseo que nació en el encierro y empezó a crecer con los consejos y el amor de su madre; el Rey no quiso asesinar directamente a sus descendientes, pero ordenó encerrarlos en un baúl y lanzarlos al mar, ahí intervino Zeus para rescatarlos y darles una oportunidad de vida llevándolos hasta otra tierra helénica.


Perseo y su madre empezaron a vivir bajo la protección del Rey de Sérifos, pero cuando este quiso cortejar y convertir a Danae en su amante Perseo se opuso, por ello fue desterrado y se fue con la consigna de conseguir el arma más poderosa para volver y desafiar al rival, esta arma era la cabeza de medusa, una Gorgona capaz de convertir a las personas en estatuas de piedra solamente con su mirada. Durante su travesía Perseo conoció a las hermanas de Medusa y después de someterlas supo de la debilidad de esta, luego recibió favores de los dioses que probarían su sagacidad para someter a medusa, una de estas cosas fue un escudo pulido que sería el objeto clave para vigilar a Medusa y lograr degollarla. Con esa arma fue capaz de rescatar a la damisela Andrómeda, conquistar su amor, y regresar ante el Rey de Sérifos para vengar a su madre y liberar al pueblo de las manos de ese tirano, ante el jubilo del Olimpo.

Lo que el joven Arturo creyó que sería un historia más de valentía, se volvió en su primera leyenda inspiradora, descubriendo en Perseo un héroe muy humano nacido en un tiempo de pesimismo y de adversidad, que lograba vivir y superarse gracias al cuidado, los consejos y el amor; que pudo vencer los obstáculos valiéndose de su ingenio y de sus capacidades fortalecidas con la gracia divina, que a fin de cuentas era el orgullo de un padre superior; asimismo, simbolizaba la determinación para enfrentar desafíos y la convicción de que siempre saldría adelante aún ante las cosas más difíciles, pues, a pesar de no tener la fuerza de Hércules, ni el empuje de Ulises, Perseo representaba un poder sutil para enfrentar su destino y ayudar con el rumbo de los demás, especialmente cuando este destino implicaba el amor a los suyos, la lealtad familiar y su integridad personal.

En 1966, siendo ya un profesor que aún sufría por el doloroso fallecimiento de su primera niña y enfrentando dificultades económicas, tuvo la nueva alegría del nacimiento de su hijo. Llegado el momento, ante la vista incrédula de su compadre Fidel y la mirada complaciente del párroco de la Villa de Tezoatlán de Segura y Luna, Arturo quiso bautizarlo con el nombre de Perseo. Al pasar los años, el Profesor Arturo Rosales Toledo mantendría emociones surgidas de inspiraciones similares, por eso escribió en su Nido de Ideas: "(...) día a día vivo inspirado y mi cabeza sigue siendo ágil y juiciosa para ver y entender lo que es el mundo y hacia dónde vamos y qué ejemplo hay que dar", de tal manera que hasta el último día de su conciencia, él procuró enseñar y orientar a los suyos destacando estos simbolismos mitológicos, por los cuales, en su familia existen desde el presente y hasta la eternidad personas ejemplares con los nombres de: Liz, Hera, Larissa y Eurídice.

Finalmente, el siguiente video trata de esa Leyenda de Perseo, que fue inspiradora de la ensoñación y de los valores que nuestro querido Papá procuró para ser sustentos del modo de vida de su entrañable familia.

M.M. Perseo Rosales Reyes

abril 05, 2023

 

En vísperas de la Pasión de Cristo, ese doloroso suceso de redención del hombre, que pudo ser liberado del castigo divino debido al evangelio y sacrificio del Dios-hijo, conmutando los pecados y maldades con la enseñanza y la sangre de Jesús, habría que preguntarse ¿Cuál es el verdadero aprendizaje que cada uno utilizamos en nuestra conducta, ante un mundo cada vez más insensible? En una de sus reflexiones, el Profesor Arturo Rosales se refirió a la libertad de elegir:

Habiendo una libertad para elegir ¿Tú que eliges?


"En algún momento de la vida, cuando parece que todo está de nuestra parte, o cuando parece que de todos lados vienen los problemas, es cuando nos invade fácilmente la esencia de la pereza, del egoísmo, de la envidia, de la avaricia, del desdén y un sinnúmero de pecados, siendo muy sencillo caer en las manos del alcohol, las drogas y de otros tantos vicios. 


En este caso hay una sola solución que es la libertad de elegir; esa es mi libertad, la de mi familia y de mis parientes, de mis amigos, de mis conocidos y de toda la gente que he visto. Esa libertad consiste en la capacidad de elegir entre el bien y el mal, de hacer lo correcto o lo incorrecto en nuestro diario acontecer, y luego de tener una voluntad por el bien hay que reforzarla con la necesidad de una conciencia tranquila, en paz, porque esta decisión logrará que, por el resto de la vida, siempre podamos alejarnos de todos esos males que la religión nos muestra y encaminarnos a la felicidad."


Profr. Arturo Rosales Toledo, Extracto del "Nido de Ideas"
Noviembre de 2020


julio 21, 2021

Hace 7 meses que dejamos de verlo, hace 7 meses que dejamos de escuchar su voz, hace 7 meses que ya no tenemos su presencia fisica, sin embargo, él aún esta presente en nuestra vida familiar; pero su presencia ya no será cosa del recuerdo ni de la conmemoración. Se debe gracias a su legado que lo trascenderá en el tiempo, con las generaciones familiares y en la historia, porque con esa mentalidad que lo caracterizó mi Papá decidió dejar su legado escrito en un libro, que le puso como titulo: "Nido de Ideas, pensamientos filosóficos de un soñador", en donde él reflexiona, cuestiona, aconseja y advierte de los aspectos de la vida.

De las páginas del libro se derivó este blog que funciona como un sitio web y obviamente, se grabó el siguiente epílogo que es como una carta póstuma de él: Arturo Rosales Toledo, remitida a sus seres querido, a sus familiares cercanos, a sus parientes y amigos.

Nido de Ideas es un libro que aún no ha salido de la edición, le falta la maquetación y el respectivo diseño editorial, mientras tanto, el epílogo grabado nos da una idea del pensamiento y de las experiencia de vida que mi querido Papá comunicará en su obra.


Atentamente
Perseo Rosales Reyes
Julio de 2021


julio 20, 2021

La siguiente crónica fue publicada por el yomicubo, el día 5 de febrero de 2021 en su sitio académico Yomicubo Online

Sin duda que el 2020 fue un año difícil para toda la gente; pero a muchos de nosotros nos ha parecido un año particularmente muy duro, muy doloroso o muy desafortunado, porque la maldita pandemia, esa que los chinos quizás gestaron y ocultaron, que luego minimizaron por meses y que finalmente explotó invadiendo por todas partes, obligándonos al confinamiento doméstico, limitando nuestro quehacer cotidiano y el trabajo, hasta dejar sin empleo ni oportunidades a millones de personas, y en el peor caso, esta pandemia que con, o sin la complacencia de Dios, nos arrebató a los seres queridos a pesar de asumir íntegramente las recomendaciones de salud, aún nos sigue imponiendo un panorama de incertidumbre.


Durante ese 2020 experimente el primer claroscuro que ya ha quedado plasmado en el lienzo de mi vida. Quizás al leer lo siguiente muchos opinen que mi relato es una insignificancia, ya que hay quienes han vivido sucesos realmente desdichados y a otros verdaderamente les vale madres su vida y la de los demás; sin embargo, este contraste es mi mayor drama individual dentro del cual la vida sigue adelante y la misión, el deber y el compromiso profesionales, también deben continuar avanzando como me lo enseñó mi Papá: Arturo Rosales Toledo. Siendo yo un niño descubrí que mi Papá era un profesor de primaria, ya de joven supe que su vocación lo llevó a andar durante casi una década por los caminos rurales de varios pueblos y rancherías de la mixteca oaxaqueña, con su libro de matemáticas, de español o de historia bajo el brazo, llegando hasta donde no había escuela, para fundar una como sucedió en Santa Cruz Numá, o llegar a enseñar adonde no había profesor como en Yucuñuti de Juárez o ir hasta Santo Domingo Tonalá donde además se necesitaba su labor para financiar y organizar la escuela, impartir la enseñanza y educar; él iba sin quejas, sin peros, sin ningún pretexto. Así estuvo cumpliendo por varios años hasta que su espíritu de superación, su anhelo de encontrar mejores oportunidades y cimentar el futuro de la familia que empezaba a formar lo motivaron a un súbito cambio de aires e irse hasta la gran capital. Ahí llegó a malvivir sin una sola moneda en la bolsa, confiando plenamente en el apoyo de sus entrañables hermanos, en su fe, en su capacidad de trabajo y en su vocación, que alimentaron su expectativa esperanzadora cuando al fin logró un chance de reanudar su labor académica en un prestigioso colegio de la Roma, esa colonia a la que se refiere Alfonso Cuarón en su afamada película. Los siguientes años fueron de un arduo trabajo en escuelas de Naucalpan y de Cd. Nezahualcoyotl para tratar de formar un patrimonio y con la ayuda de mi Mamá, conseguir la estabilidad para que todos sus hijos solamente nos dedicaramos al estudio y a conseguir una profesión.

En los años 90s mi Papá vio con complacencia que mi profesión me redituaba escalando hacía los altos niveles ejecutivos, cuyas puertas me abrieron Nissan Zaragoza, Elektra Mexicana y Muebles Mónaco, pero esta aspiración me absorbió de lleno separandome cada vez más del hogar y de la familia, por eso renuncie a ese mundo ejecutivo y mis papas se alegraron mucho de tal decisión, demostrandome su apoyo en lo económico, en lo moral, y se alegró más cuando un tiempo despues inicié mi labor docente al frente de grupos de alumnos de la Escuela Normal de Chalco, de la Preparatoria oficial anexa a la Normal, y de alumnos de contabilidad y administración del CUVC de la UAEM, sin embargo, cuando le avise que me iría a dar clases en la Universidad Tecnológica de la Mixteca, con cierta sorpresa me comentó que el regresar a nuestra tierra era un cambio inesperado, que probablemente haría que mi labor dejara de ser solo un trabajo.
 
Al paso de las décadas entendí sus palabras: uno desempeña la labor académica, docente, de enseñanza, en cualquier nivel desde el preescolar hasta el posgrado, haciendo un trabajo, pero a veces surge algo que es como un apostolado, pues mientras muchos se preocupan y se desviven solo por la eficiencia de su trabajo, unos cuantos también procuran la eficacia de su trabajo, comprometiéndose consigo mismos a lograr un efecto que influya en la visión y habilidades de las generaciones venideras, detonar su desarrollo intelectual, individual y productivo, sin importar si son alumnos que habitan en la provincia o en la urbe. A fin de cuentas -decía- "de alguna manera todos tienen que aprender a leer, a escribir, a contar y eso puede ser su unica oportunidad de salir adelante."


En el mes de marzo del 2020, al empezar a cumplir el confinamiento sin descuidar mi labor de enseñanza a nivel universitario, a la par de la consternación que la pandemia me causo, también trate de alimentar mi optimismo centrándome en mi labor, entonces tuve que ajustar mi metodología, mis procedimientos, mis materiales y empezar a explorar detalles de los distintos recursos informáticos, de telecomunicaciones, a mi alcance, siendo mi principal apoyo un blog académico para permitirme concluir de forma virtual y quizás satisfactoria los cursos de Marketing y de Estrategia Publicitaria, que inicie de forma presencial, al frente de mis grupos de alumnos de licenciatura, durante 2 semanas en un salón de clases, ya que el día 17 cumpliendo las instrucciones oficiales tuve que explicar a los alumnos la razón de suspender las actividades presenciales, y establecer las actividades online de esos cursos con la idea de que sería algo temporal, pues creíamos en un regreso a las aulas antes de finalizar el semestre. Ya sabemos que se fue el 2020 y esto nunca sucedió.

Ya en los meses de verano, reflexionando en la veracidad de las noticias, de los distintos comentarios de mis allegados y del panorama social, disminuyó mi optimismo de volver a la normalidad, entonces mi Papá me platicó que estas enfermedades virulentas nunca se van, son traicioneras, fulminantes y desoladoras, por eso el no conoció a sus abuelos paternos, pues la gripe de 1918 volvió con fuerza dejando huérfanos a su papá con sus hermanos, que todavía eran unos niños. Años después, al debutar de profesor rural en la década de los 60s, le tocó ser testigo del drama de muchas personas y familias que todavía sufrieron los estragos de la viruela, eso lo animó de aprender primeros auxilios y a vacunar, para hacer la labor sanitaria en su escuela e inmunizar a niños, a padres y población en general, poniendo directamente su granito de arena en la erradicación de la viruela. Al sopesar todo esto, deje de creer en una pandemia temporal y en el discurso cientificista del inflado Dr Gatell.

Con la asignación de un grupo propedéutico de la División de Estudios de Posgrado y revisando mi experiencia previa de enseñanza y de evaluación, decidí planear los detalles para ejecutar online una metodología del tipo seminario, con el cual pretendí aprovechar cada clase virtual, mantener activa la interacción individual y poder abordar en grupo los detalles de los distintos temas de la materia de Fundamentos de Mercadotecnia. A mis alumnos les solicite su colaboración comentando que, si cotidianamente tenían tiempo de enviar y recibir “wasaps”, también podrían usar ese hábito y sus recursos en esta forma de enseñanza cooperativa. Gracias a este proceso aprendí la importancia de tipificar los contenidos teóricos, precalificándolos para distribuirlos en distintos materiales complementarios.

A principios de octubre de 2020, ante la evidencia de una segunda oleada de la pandemia de Covid-19, con temor y más incertidumbre por la situación social, pero sintiendo mucha indignación por la gran irresponsabilidad de numerosos mexicanos que creen que la pandemia es un invento y no respetan las medidas sanitarias, demostrando su imbecilidad o su ignorancia, pero mas su carencia de un sentimiento de solidaridad hacía el prójimo, mejor preferí concentrarme con más empeño en mi labor; me prepare para iniciar desde mi hogar la planeación e impartición de la materia de Mercadotecnia Estratégica en la División de Estudios de Posgrado y de Administración de Mercados 1 hacía mis alumnos del séptimo semestre de la Lic. en Ciencias Empresariales. El 12 de octubre comencé con estos cursos asumiendo una actitud proactiva, predispuesto a continuar a pesar de cualquier adversidad, pero con una gran dosis de responsabilidad, de voluntad, de mucho esfuerzo y mayor dedicación, por eso a lo largo de 15 semanas efectivas que culminaron el 5 de febrero de 2021, me dediqué a explicar y ejemplificar similar cantidad de temas académicos. En este nuevo proceso fueron bien valiosas mis 2 experiencias previas, porque me ayudaron a realizar la enseñanza mediante la disertación de cada tema, para ello debí revisar, crear, preparar y compartir periódicamente diversos materiales de apoyo, principalmente de mi autoría, tales como: presentaciones, podcast, notas teóricas, test de elección, etc.; todo ello con un contenido formalmente sustentado en la bibliografía de los autores más reconocidos del marketing, de la historia y sociología del marketing, de la publicidad y de las ventas.

Al mirar en retrospectiva todo lo impartido en el curso de posgrado, donde tuve el chance de enseñar cada tema como una asesoría y fortalecer mi disertación gracias a una mayor interacción profesor-alumno, y luego en el curso de Administración de Mercados 1, donde pude disertar sobre el origen hasta la evolución del marketing, de la simple definición y el concepto hasta el enfoque del marketing holístico, destacando el paradigma del valor, la segmentación y la planeación, la estrategia y la táctica del marketing, así como fundamentar las decisiones del marketing integrado según las variables de la mezcla de marketing y de la mezcla de comunicaciones, ya me es posible decir que logré enseñar de manera virtual y puntual, con una posición ecléctica, enfatizando en la amalgama de teoría, práctica y ejercicio profesional de la mercadotecnia.

En ambas materias, mi planeación seguramente implicó para mis alumnos muchos retos de aprendizaje, de dinámica de estudios, de inversión de un mayor tiempo y quizás muchos disgustos por las dificultades que hubo al conectarse en cada ocasión a las sesiones de video o consultar los materiales, disponiendo de una señal de Internet chafa, de muy mala calidad sin importar que el proveedor presuma ser Telmex, Cablevisión o Totalplay telecomunicaciones; en lo personal, la planeación me implicó invertir tiempo extra y recurrir al equipo creativo de Frecuencia MP3 y del Grupo Imagen Digital Siglo XXI, cuyos recursos fueron vitales en la producción y difusión de varios materiales, principalmente los podcast y las PPT; así también me representó un reto de didáctica y empatía evitando caer en las actitudes insensatas, prepotentes, que mostraron muchos profesores universitarios denunciados en las redes sociales, pero quizás mi mayor desafió fue tratar de aprender y aprovechar los recursos tecnológicos a mi alcance, diversificar mis contenidos evitando la conformidad de dar únicamente a mis alumnos una ordinaria clase en video, repitiendo el contenido de algún libro.

Ya hacia el final del curso, los imprevistos que se atraviesan en la vida humana, que son cosas del shock del futuro y tienen alguna probabilidad de ocurrir, para lo cual no siempre esta uno preparado, pues me alcanzaron, me afectaron fuertemente influyendo en mi ritmo de enseñanza, el cual logró continuar gracias al esmero que puse en mi planeación de octubre... Esta etapa ha sido un golpe duro en mi vida... un impacto directo a mi estabilidad, hacía mi ánimo y mi debilitado optimismo... que sucedió desde principios de diciembre por el fallecimiento de mi entrañable Tío Materno Manuel Rodriguez, luego mi otro entrañable Tío Paterno Valdemar Rosales cayó gravemente enfermo empezando una interminable lucha por su vida, que aún continua, con las presiones para ayudarlo en el animo, la salud y la economía.

Al poco tiempo sucedió el quebranto de mi Papá, fue algo inesperado... increible... y desconcertante, con el inesperado dilema de resguardarlo en casa o llevarlo a hospitalización… particulamente pensé que ante el aumento de la emergencia médica, con ambulancia ululando dia y noche, gente buscando deseperadamente un tanque de oxigeno y enfermos muriendo inesperadamente, quizas mi Papa tendría una mayor posibilidad de recuperarse mientras todavía hubiera una cama y un médicos para atenderlo… Ya en silencio, cabizbajo lo acompañe hasta su destino mirando en silencio como bajaba del auto y se lo llevaban por el pasillo de admisión… me quede pasmado sin poder reaccionar, ya no le pude hablar, ni lo vi… nunca más. En la previa de la nochebuena llegó el aviso de su muerte, cayó en paro, su corazoncito dejo de latir... mi Mamá, mis hermanas, mi esposa y mis hijas estallamos de sentimiento y dolor, aunque yo me sumí en la embriaguez.

La noche de navidad, cuando la gran mayoría estaba de fiesta poniendo estruendosa música, sin ningún respeto para los demás, yo trataba de encontrar la resignación, de sobreponerme al luto y ayudar a mi familia a convertir el dolor del alma en una conmemoración de mi querido Papá, sin embargo, silenciosamente la Covid-19 ya estaba invadiendo mi cuerpo e iba a pasarme la factura.

El día de los santos inocentes fui confirmado como caso positivo de Covid-19. En los días previos que me quede sin olfato, manifesté los primeros síntomas y luego evolucionaron, haciendome pasar de la incredulidad a la desesperanza; mi entrañable Prima Marbel, así como mi amada hija Eka, ambas admirables medicos, estuvieron de acuerdo que no habia de otra y había que iniciar una lucha contra el Covid-19, por eso me predispuse a obedecer todas las instrucciones medicas empezando por ir al triage respiratorio y realizar un confinamiento total en casa, un reposo absoluto, medir continuamente mi saturación de oxígeno y tomar un coctel de medicamentos, que según mis recetas médicas contenía azitromicina, ivermectina, ibuprofeno, paracetamol, bromexina, ácido acetilsalicílico, ambroxol y vitamina C, lo que sería mi tratamiento por 21 días.

Inicié mi confinamiento sumido en un océano de ideas deprimentes y sentimientos contradictorios, provocándome un llanto silencioso quizás por mi salud o muy posiblemente por mi luto, aunque trataba de aparentar una aceptable salud para no causarle más preocupaciones y dolor a mis seres queridos. En una de las noches crueles, el síntoma que los médicos llaman febrícula quizás se convirtió en una fiebre que me hizo delirar, pues en la penumbra creí percibir la presencia de mi querido Papá, que llegó hasta mi cama, me acarició el pelo y me dijo con su voz apacible: "Perseo no te asustes, no tengas miedo... todo va a salir bien, pero tambien cuida a tu hija"; al día siguiente mi oxigenación bajó hasta el 90%, e iba cayendo al 88%, al 84%, y seguía a la baja; debido al caos social existente por la demanda de atención médica quizás ya no había tiempo de buscar una cama en un hospital, mi prima y mi hija creyeron conveniente tomar un tratamiento más drastico, entonces a mi coctel se agregaron inmediatamente las dosis de esteroides y empezar a ventilar conectado a un tanque de oxígeno, abierto de 1 a 2 litros por minuto, especialmente para no ahogarme en las siguientes cuatro noches.

Recibí el primer fin de semana de 2021 en esa etapa que los médicos del triage respiratorio le llaman días críticos de la Covid-19, donde mi saturación de oxígeno oscilaba entre 82 y 90%, sin embargo, en mi mente se aferraba el mensaje de mi Papá: “No tengas miedo... todo va a salir bien” y esto me hizo volver a pensar en lo que vendría aún con mi enfermedad, destacando mi labor de enseñanza. Todavía muy obnubilado me concentre en programar la publicación de los materiales para reanudar mis cursos y en escribir e informarle acerca de mi situación a la Jefa de Carrera, quien amablemente me respondió dándome su apoyo. Asimismo, mis alumnos me concedieron su apoyo y comprensión, ayudándome a reajustar mi dinámica de enseñanza hasta el penúltimo tema de estudio, en que ya pude impartirles una clase completa tomando algunos descansos para respirar. Por eso no tengo las palabras suficientes para expresarles a todos el agradecimiento que siento por facilitarme seguir adelante con mi misión y mi labor.

En los días posteriores empecé lentamente a recuperarme, invirtiendo el mínimo esfuerzo físico y no sufrir agotamiento o insuficiencia respiratoria. Paradojicamente mi admirable esposa e hijas ahora sufrian fuertemente los estragos del Covid-19 y necesitaban cuidados como me lo anticipó mi querido Papá.

Un par de semanas despues, en la valoración médica del triage respiratorio me dieron de alta, realizar cuidados personales y la recomendación de realizar terapia de rehabilitación pulmonar debido a la Covid-19 y a mi antecedente de fumador activo de tres decadas. La experiencia fue muy traumatica, sobretodo porque me impidio aliviar el duelo por la perdida de mi Papá. Pero tal experiencia tambien endurfeció mi opinión y critica contra aquellos valesmadristas y los que sufrieron la Covid-19 de forma asintomática o como una simple gripa, porque no tienen la minima sensibilidads de esta terrible situación y ni una pizca de respeto por la salud de los demas. He visto que muchos de ellos siguen su vida cotidiana siendo inconscientes, descuidados con su salud, o sea andan "con el hocico descubierto", "sin respetar distancia social" y ningun cuidado con el aseo de manos, eso los convierte en un factor de contagio y de reinfección, que nos pone vulnerables a quienes padecimos la Covid-19 y nos ha dejado las secuelas respiratorias, cardiológicas, musculares e incluso mentales, que en el mejor de los casos irán desapareciendo, aunque en los más desafortunados serán daños irreversibles que deban sufrir toda la vida.

Por esta vez me libre de la enfermedad con un daño controlable, reparable, pudiendo continuar mi labor de enseñanza quizás al frente de un grupo de alumnos, en un aula, o quizás en torno a un grupo detrás de una pantalla de computadora. Con el paso de los días aún medito con dolor, con tristeza, en todos estos eventos… pero me considero una persona con una suerte que se antepone al luto y el dolor, con un protector divino al cual quisiera decirle: ¡Gracias Papá por darme tu ejemplo de vida! Ya te veré en la eternidad, pero mientras llega el momento querido Papá, es hora de darle vuelta a esta hoja de la vida y empezar la página de una nueva historia.
Atentamente
M.M. Perseo Rosales Reyes
Febrero de 2021

julio 19, 2021

La siguiente carta familiar fue escrita, leída y dedicada con motivo del levantamiento de cruz, el día 31 de diciembre de 2020:


Querido papá...

Hoy en la familia volvimos a despertar, como nos ha sucedido desde hace 9 días de tu partida, sin querer una referencia exacta de la hora, del día, ni de la fecha; sin embargo, tú nos enseñaste a enfrentar el dolor de la vida, a mantener la paciencia, a retener la serenidad y tomar las cosas con calma, en los momentos de mayor adversidad, principalmente en los días de profundo dolor, como tú lo hiciste cuando en tus brazos falleció tu querido Papá: el abuelito Abdón, cuando perdió la vida Mabel, nuestra primera hermana, y más recientemente que debiste enfrentar directamente la muerte de tu amada Mamá: la abuelita Josefa, así como el de tu querido hermano: el Tío Rubén, y la de muchos familiares cercanos y seres muy queridos, que tenías grabados en tus sentimientos, entre ellos el Tío Manuel, la Tía Jesusa, El Tío Mariano, El Tío Juan, La Tía Lupe, El Tío Agustin, La Tía Rafaela, tus compadres: Jovita y Felipe, Darío, y tantos más.

En cada uno de esos golpes, querido papá, seguramente estaba la lección que nos platicabas, diciendo que uno se lamenta, que uno reniega, que muchos lloramos por lo que ya se perdió, y decías que el desahogo es inevitable, pero nunca hay que renunciar a la paciencia, ni a la calma, porque en un momento, en un instante nos permite ver un tesoro de vida, y ese tesoro somos todos los que nos quedamos y seguimos siendo una familia viva y unida, que esta con pesadumbre, que esta con desolación, pero que todos seguimos en la senda de la vida a cumplir con nuestra misión, la que Dios nos encomienda y el Destino nos marca, por eso querido Papá, hoy estamos unidos dándole más oportunidad a la calma, a la tranquilidad, a la reflexión, e invocando la resignación.

Querido papá... tu vida nunca será una leyenda, porque sobretodo ya será una historia viva, la de un gran conjunto de ideas, de pensamientos, de reflexiones, de enseñanzas, de propósitos, de aspiraciones y de principios, que nos has dejado como una gran herencia moral, a tus hijos y tus nietas.

Desde muy joven tuviste la convicción y la actitud de un hombre íntegro, honesto, humilde, prudente, trabajador y muy comprometido con tus ideas.

Al dejar tu casa e irte a estudiar la secundaria, aprendiste la importancia de los sacrificios, de los ideales, de los propósitos y del apoyo para lograr todo eso. Ya en las aulas, tu obtuviste el conocimiento, la vocación y el arte de enseñar, lo que te convirtió desde los años 50s en un profesionista: un maestro rural, itinerante, sin miedo a trabajar en cada municipio, en cada comunidad en donde te tocó impartir tu postulado de enseñanza y de educación, lo mismo frente a un grupo de alumnos, que frente a un grupo de autoridades y padres de familia, para echar a andar una escuela a tu cargo.

En tu desempeño profesional y personal, también aprendiste la importancia de los ideales, de las personas, y de la organización para perseverar en las cosas, por eso lograste que en los distintos comités y organizaciones en que participaste, se hicieran cosas que podrían ser impensables, como poder construir el puente del pueblo, pavimentar una carretera, lograr mayores derechos para tu gremio o fundar una escuela, o un colegio capaz de crecer desde una estructura de palitos y tejabanes, hasta un edificio.

Tu trabajo y tu desempeño fue tan importante como tu sentimiento, desde aquel momento en que tuviste un alma gemela, que originó en ti un compromiso de amor, de cercanía y de solidaridad, y ya en los años 60s formaste una familia a la que nunca le escatimaste tu bondad, tu cuidado, tu amor, tu apoyo e incluso tus preocupaciones. Pero al forjar tu vida, querido papá, llevaste tu sabiduría hasta tu familia, por lo cual nos diste una niñez estable y tratando de protegernos de la pobreza, pero lo más relevante fue que nos enseñaste a decidir usando la reflexión, la comprensión, la imparcialidad y el buen juicio, cada vez que nos platicaste de los casos que conociste, de cuantas cosas sucedieron por falta de justicia, por falta de comunicación, por falta de prudencia, por falta de tacto, que echaron a perder personas, familias y propósitos. Cada una de esas cosas son momentos desgraciados que todos deberíamos siempre esquivar, porque inevitablemente conducirán al rencor, al odio, a la envidia, al arrebato, a las malas intenciones y al mal fario, dejando a las familias, a los parientes o a los amigos, unos contra otros.

Querido papá, después de tu partida queremos decirte que preservaremos tu memoria viviendo conforme a tu gran herencia moral, tu acervo cultural. Fuiste testigo que tus hijos y tus nietas asumimos tus ideales y tus propósitos, por eso te damos las gracias de forjarnos como profesionistas. Asimismo, sabes que seguimos perseverando y estamos logrando las cosas que son importantes y que te enorgullecían. Y sobretodo, lo siguiente: aprendimos a vivir esquivando los malos momentos y conducirnos como personas de bien bajo tus tres principios: nunca pelear entre nosotros, ayudarnos en las buenas y en las malas y siempre vivir con paciencia y tranquilidad.

Gracias Papá, siempre estarás satisfecho de tu querida familia, ahora puedes ir en paz al reino de Dios, nosotros estaremos bien y te tendremos siempre en nuestras oraciones y nuestros corazones...    

Adiós Papá, eternamente.
Tu esposa e hijos: Gloria, Perseo, Liz y Hera.

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