De vez en cuando mi querido papá Arturo recordaba que siendo niño acompañó muchas veces a mi abuelito Abdon Rosales Ortega en su oficio de arriero, o bien, en sus viajes de compromiso, ya sea por realizar sus visitas familiares o para ir a entregar los productos de lana que acostumbraba a tejer y vender, especialmente cobijas, cotones y cotorinas.
Durante aquellas caminatas el abue platicaba y platicaba, luego al detenerse a descansar siempre había algo que mostrarle a mi papá, entonces solía preguntar con cierto tono de inconformidad: ¿Por qué habiendo tantas cosas aquí, nuestra tierra (mixteca) es tan árida y seca? Quizás por esa razón, en la mente de mi papá existió una región mixteca colorida, una pequeña patria verde exuberante. Este ideal quedó expresado en distintas pinturas que mi papá Arturo empezó a elaborar en cartones y pedazos de triplay, desde los años 70s. De toda su expresión pictórica actualmente sobreviven estas dos piezas, que son los murales que pintó inspiradamente durante varias semanas de las vacaciones de verano, dentro de su escuela: "El Colegio Gabriela Mistral", fundado allá en Cd. Neza y luego trasladado a su ubicación actual en Valle de Chalco.
El Volcán y el Valle
El Río y el Camino