febrero 02, 2024
diciembre 22, 2023
“Aforismos y pensamientos de un idealista y soñador”
por Arturo Rosales Toledo
La vida del hombre es un devenir de las cosas, de los hechos y del conjunto de emociones, de lazos y de decisiones, que cotidianamente representan altibajos poniendo a prueba el carácter que cada quien ha forjado, pues en cualquier etapa de esa vida se experimentan discrepancias, tropiezos y decepciones, pero también acuerdos, dichas y satisfacciones, que nos enseñan cómo vivir. Y esto siempre será así, ya sea en el plano familiar, con la pareja, con las amistades, con la comunidad o también en el trabajo.
Al hacer el recuento de la vida personal, quizás llegarán al pensamiento los recuerdos de la cantidad de errores que cometimos, de las malas decisiones que tomamos y los sentimientos dolorosos que sufrimos, pero también llegarán a la mente los momentos inolvidables, aquellos días muy felices al compartir festejando la graduación de la escuela, celebrando el primer trabajo obtenido, agasajando los lazos de amistad y de amor, también por disfrutar los momentos de convivencia placentera con los seres queridos, y los instantes de buena suerte. Todo esto es lo que contiene la vida.
Por eso manifiesto que en cada uno de nosotros y especialmente cuando llega la vejez, siempre vendrán a la memoria los hechos que pasaron, las cosas que vivimos, y si estos sucesos fueron buenos o fueron malos, ya no es tiempo de lamentaciones, ni de arrogancias, hay que aprender a aceptar todo lo que pasó y poder vivir con eso.Todo mundo sabe lo que ha vivido, pero nunca nadie sabrá jamás lo que está escrito en su destino y lo que habrá de vivir, sin embargo, cuando uno intuye que Dios ha concluido la última página en el libro del destino personal, entonces hay que ser conscientes y más allá de cualquier valentía o heroísmo tratando de arrepentirse para sobrevivir, habrá que disponerse a enfrentar las cosas con dignidad, con tranquilidad, estar conformes y redimirse arreglando las cuentas pendientes, procurando volver a ver y unir a la familia las veces que se pueda, reconciliándose con todos los seres queridos, estando en paz con uno mismo, con el mundo, aceptando que finalmente se cumplirá la voluntad del creador.
El vivir y morir es una dualidad, así como la alegría y la tristeza, la esperanza y la desilusión, o la calma y la inquietud, pero representa una gracia divina desde el momento en que Dios concede a cada hombre la virtud de vivir y de trascender la muerte de forma digna, eligiendo entre: actuar bien o actuar mal con cada cosa, con cada hecho, con cada decisión personal y con cada lazo de amistad, de afecto o de amor. Decidir en qué lado actuar consiste de un solo paso, que depende únicamente de cada uno, eso significa decidir vivir cada momento dando pasos hacia el bien o, en su caso, pretender vivir dando pasos y más pasos completamente dañinos o malignos.
Sepamos que la vida no es una obsesión por cumplir años y más años hasta que el cuerpo ya no aguante. La vida no es una competencia para tener más edad que los otros. Pero tampoco es estar en la enemistad, en la soledad, en la discordia, en la enfermedad o en el desprecio a Dios, porque todo esto degrada al hombre. Las gentes que verdaderamente viven no es gracias a su edad, sino porque dan pasos hacia adelante, hacia una vida eterna por sus buenos actos, son las gentes que durante su existencia dejan una huella o varias… que sirven de mayor ejemplo, de tolerancia, de comprensión y de mejor inspiración en su familia y amistades.
Ante todo esto, pienso por mi experiencia personal que al dar pasos hacia adelante ya no debe haber incertidumbre, porque no debe reinar la pena, no debe prevalecer el desconsuelo, porque hay que invocar dos cosas: el amor y la esperanza que son claves para toda la familia que queda doliente ante la pérdida. Y porque eso es la base de mantener la unión y el ánimo de la familia ante la dualidad de la vida y la muerte.
Es así como pienso, por eso he tratado de ser gente de bien, manteniendo la dicha, conservando la esperanza, promoviendo la unión de todos y teniendo fe en las personas, en la familia, en la vida y en Dios. Gracias por todo y por siempre.octubre 30, 2023
En los años de su inquieta niñez, allá por 1941, el pequeño Arturo Rosales Toledo disfrutaba cada 20 de enero de la fiesta de San Sebastián, en Tezoatlán de Segura y Luna, Oaxaca. Ahí veía los rituales paganos que incluían el baile y espectáculo de los monos, representando a seres como la china, el catrín, el ángel, el diablo y la muerte... que fue el mono que más lo impresionaba porque siempre andaba al acecho de todos los demás. Hasta su última visita a su añorado pueblo en la fiesta del año 2020, el Profesor Arturo platicaba que siempre admiró esa convivencia de personas y figuras fantásticas en una calenda musical que recorría el antiquísimo barrio de San Sebastián, su cuna geográfica. Recordaba que con la incontenible curiosidad infantil, alguna vez le preguntó insistentemente a mi abuelito Abdón de dónde procedía tal tradición pueblerina, y entonces, en las palabras de su papá, que fue un hombre de campo, humilde, iletrado, pero muy sabio y conocedor de su origen, le relató una historia que quizás es una leyenda, quizás es un mito, o tal vez... fue una realidad que trascendió hasta las creencias y el modo de vida de los mixtecas, que es la etnia donde nacieron mis bisabuelos, mis abuelitos y mis amados padres.
Calenda de Monos en San Sebastián, 2019
Hace mucho tiempo, cuando inició la época del quinto sol náhuatl que trajo la iluminación del mundo: "se creó un lugar en la tierra semejante al cielo, este lugar es Apoala [Oaxaca], donde establece su asiento y se construyen sus palacios, la primera pareja divina [primigenia] para su deleite y descanso durante una larga época" (Zaabedxe, et.al., 2010). En esta historia -que ahora sabemos ya tiene un sustento en la interpretación del códice Vindobonensis raptado durante la conquista española y actualmente resguardado en la Biblioteca Nacional de Austria- se describe un génesis con los elementos sustanciales de la vida: los dioses creadores, el cielo, la tierra, el agua y el árbol del origen, que configuraron el mundo de los seres vivos y sentenciaron la misión, la muerte, el culto y la ascensión que debían cumplir los primeros 44 mixtecas, los cuales serían insuflados de vida por el señor 9 viento (Coo Dzavui) para empezar una diáspora desde Achiutla, un sitio en donde fueron depositados para migrar hacía todo el territorio de esa tierra montañosa y fundar los señoríos y los sacerdocios que en conjunto representaron la antigua civilización Mixteca. Sin embargo, cuando esto sucedió ya había transcurrido tanto y tanto tiempo que las tierras destinadas para ese pueblo originario eran habitadas por los gentiles, que fueron los seres gigantes surgidos durante el génesis, dotados de una sabiduría y una fuerza capaz de transformar la naturaleza del mundo según su voluntad.
El culto a los muertos entre los mixtecas quizás fue una particularidad de la creencia existente en el mundo prehispánico, porque la conmemoración de los muertos se remonta a todos los pueblos mesoamericanos, destacando las culturas indígenas: azteca, maya y purépecha, cuyas creencias religiosas consideraban la muerte como una etapa complementaria y necesaria de un ciclo que continuamente renueva la energía y la vida en el mundo. Aunque estos pueblos celebraban rituales para honrar a sus seres fallecidos, también se sabe que coincidían con la temporada agrícola y se asociaban a la cosecha del maíz, pues, explicó el Profesor Enrique Florescano en su ensayo de 1993: “[El] ciclo de muerte y resurrección de la planta del maíz estableció, para todos los pueblos mesoamericanos, el paradigma de los procesos de creación [tal como el nacimiento u origen]. De acuerdo con el proceso de generación del maíz, toda creación forzosamente implicaba el sacrificio de una parte de la vida [o sea, la muerte], y en el caso de la creación de seres o materias vitales [como las plantas de maíz], esta creación se verificaba en el inframundo [en el subsuelo], a través de la transformación de la materia desgastada en energía vital", pues eso sucede con la semilla obtenida de una planta muerta, que se degrada al sembrarla enterrándola, luego germina y con eso nace una nueva planta de maíz.
Las evidencias arqueológicas sugieren que en cada ritual de esos pueblos estaba implícito el respeto y el tributo a las deidades que representaban la vida, la muerte y la resurrección, como Quetzalcoatl. Mictlantecuhtli y Xipe Tótec, que en la mitología náhuatl eran respectivamente las deidades del cielo, el inframundo (el Mictlán), y de la regeneración de la naturaleza (que representa la vida, la muerte y la renovación).
Por ello, en las culturas prevalecientes en Mesoamérica la conmemoración del Día de Muertos tiene raíces antropológicas profundas. Desde los asentamientos mayas de México, Belice y Guatemala hasta las ciudades de Monte Albán, Mitla, Teotihuacán, Tenochtitlan, Tzintzuntzan y Tlatelolco, se han descubierto altares y ofrendas funerarias que contenían objetos personales, alimentos y utensilios, todo relacionado con un tributo ofrecido para el agrado de las deidades asociadas a la muerte y a un ideal de bienestar en "ese" más allá, por ello en la compleja cosmovisión prehispánica, la vida continuaba en una nueva fase trasladándose hacía un inframundo con sus propias reglas.
La fusión del ritual indígena del Día de Muertos con las creencias católicas se produjo durante el proceso de la colonización española, entonces, los misioneros españoles trabajaron en la evangelización de los indígenas, y una forma efectiva de hacerlo fue integrar las celebraciones católicas dentro de los cultos indígenas.
Como haya sido, el Día de Muertos es hoy en día una sentida conmemoración mexicana, un culto que sustancialmente honra a los seres queridos ya fallecidos. Se celebra los días 1 y 2 de noviembre coincidiendo con la festividad cristiana del día de Todos los Santos. Detrás de esta legendaria conmemoración existe la creencia que los espíritus de los seres muertos vuelven, aunque sea un instante, para reunirse con los familiares vivos en donde fue su hogar y compartir el alimento. Por ello, platicaba mi papá el Profesor Arturo, en miles de casas y en los cementerios se montan vistosos y coloridos altares con imágenes, comidas, bebidas, dulces, flores de cempasúchil, nube, gladiolas, claveles, crisantemos y terciopelos, así como velas encendidas, veladoras, cirios labrados, incienso, copal y numerosas figurillas de calaveras simbolizando a los muertos, que crean junto a las oraciones, los rezos y la música ese ambiente místico con el cual cada año se abre ese portal dimensional que vincula nuestro mundo con el reino de los difuntos, permitiéndonos, aunque sea por última vez, sentir su visita y percibir su presencia.
Fuentes de consulta:
Melgarejo, J.L. (1980). El Códice Vindobonensis. Instituo de Antropología. Universidad Veracruzana.
octubre 24, 2023
El 27 de octubre del año 2017, días después de su presentación en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), la compañía Disney-Pixar decidió estrenar Coco, su primera película de animación inspirada en la cultura mexicana y la conmemoración del Día de los Muertos. La historia que se relata fue derivada de una profunda investigación antropológica y cultural, realizada durante tres años en diferentes lugares del país y sus tradiciones relacionadas con esta festividad, tales como: Guanajuato, Pátzcuaro, Tlacolula, Teotitlán, Mixquic y Xochimilco, entre otras. Se sabe que para elaborar su guion el equipo de producción se adentró en la idiosincrasia de las familias mexicanas, hasta comprender nuestra religión, nuestras creencias, nuestras vivencias y en especial, nuestro respeto y el profundo sentimiento ante la muerte de los seres queridos. De ahí surgió una película que tardó otros tres años en producirse, resultando especialmente conmovedora y universalmente comprensible, pues retrata con gran veracidad el simbolismo, la veneración y el culto que los mexicanos profesamos, en memoria de nuestros queridos difuntos.
La película no podía ser de otra manera, porque su realización implicó más que el dinero de Disney o una loca idea creativa de Pixar; hubo que invertir mucho tiempo y esfuerzo en empaparse de la idiosincrasia nacional. Los realizadores y creativos de la película investigaron de una manera sui generis: estuvieron una buena temporada conviviendo con la gente en los lugares más místicos de la conmemoración a la muerte, y así conocer y luego comprender la auténtica "Alma de México", la que infunde el animo de culto y el homenaje a nuestros muertos dentro de un evento fechado desde los tiempos prehispánicos en los primeros días de noviembre, que llamamos el día de muertos o también "todo-santos", el cual, lamentablemente en otros países se entendía como si fuera una celebración misteriosa, tenebrosa o siniestra de los mexicanos, comparándola con adorar la efigie de la muerte elevada a un rango de santidad o entronizar en un altar a los espíritus de la oscuridad.El protagonista central de la película Coco es Miguel Rivera, aunque podría catalogarse como una animación de singularidad cinematográfica o solamente una simpática ficción, sucede que tal personaje realmente es un catalizador de las emociones, capaz de reflejar la rebeldía, las aspiraciones, la honestidad, la solidaridad, la identidad, la pertenencia familiar y demás valores que caracterizan la noble actitud del mexicano, pero en suma, todas estas cosas terminan proyectando con una enorme fidelidad el inconsciente de los mexicanos a medida que el personaje trasciende desde un mundo real, en donde cotidianamente convive con su familia, hasta entrar en el reino de los difuntos donde se enfrenta a nuevas situaciones, pero atestigua la existencia de los parientes que nunca conoció e interactúa con ellos, de manera que las añejas historias y recuerdos de estos fallecidos se añaden a sus vivencias, por eso a millones de espectadores mexicanos se nos hizo un nudo en la garganta, o quizás nos brotaron las lagrimas al imaginar que esto fuese posible con los nuestros que se han ido para siempre.
Particularmente Miguel Rivera empieza a remover los sentimientos porque demuestra al mundo esas creencias, ideas y aspiraciones vigentes de nuestro México querido, ya que logró expresar el insight de los mexicanos quienes desde pequeños tenemos grandes aspiraciones como ser futbolistas, actores, médicos, bomberos, astronautas o quizás superhéroes. En este caso el personaje se afana en ser cantante, aunque para ello, al igual que pasa con los millones de niños mexicanos de antes y de ahora, trata de enfrentar esas barreras que se levantan por mandatos, tales como: "No hagas esto", "Estate quieto", "Vete a ver si ya puso la marrana" o "Cállate cuando hablan los mayores", que son dichos que la propia familia mexicana inconscientemente impone en la psicología infantil, restándole a los hijos las posibilidades de convertirse en "Los Niños del Garaje" inquietos, desinhibidos y emprendedores que describió en su articulo de los 90s el Dr. Manuel López Michelone.
A través de la fantasía, del sueño y su perseverancia, Miguel Rivera logra fugarse a una realidad paralela que los mexicanos suponemos que existe y recordamos en cada Día de Muertos con un altar y su ofrenda; gracias a una guitarra el personaje llega a ese mundo del más allá donde nos confirma lo que queremos creer: que hay una vida que hacer, que hay gente que conocer y sobretodo, que también están los seres queridos de la ofrenda, que son una familia que orienta alimentando nuevamente la esperanza que aún, en las condiciones mas difíciles de una situación terrenal, ya sea por una crisis de salud, económica, existencial o romántica, siempre habrá una buena solución, salvo por la moraleja directa, la que se cumple aquí en la vida terrenal o en el más allá: lo único que verdaderamente mata, es el olvido y por tanto, hay que hacer lo posible por ser recordados, hoy y después.
Quizás ya basta de palabras y de mis explicaciones, porque será mucho más ilustrativo darnos el chance de volver a conmovernos con la tierna historia de Coco, de dejarnos invadir del tierno sentimiento que surge en esta fecha, por eso, aquí, por cortesía del Nido de Ideas el Blog de mi querido papá: el Profesor Arturo Rosales Toledo (DEP), comparto el video de la película. Click en la siguiente imagen para entrar en la sala de cine:
Como algo extra, cabe señalar que Miguel Rivera ya es un personaje de corrido gracias a la creatividad del grupo Bronco y José Gpe Esparza, quienes crearon una bonita canción, que también es un homenaje en memoria de los seres queridos fallecidos, y que ahora les comparto en un vídeo, de edición propia realizado en la cabina digital de ADDClipVideo y Frecuencia MP3, Disfrútenlo.
octubre 13, 2023
Corría el año 1984 cuando mi Papá Arturo Rosales Toledo compró algunos libros de una nueva colección de la Editorial Planeta, la cual ya había visto exhibida en los puestos donde cada día acostumbraba a comprar su periódico. Entre ellos se encontraba una novela histórica titulada: "Éxodo", era la obra de un periodista-escritor llamado León Uris.
Cabe decir que desde que tuve una memoria de infancia más nítida, recuerdo a mi papá hurgando en las viejas librerías del zócalo de la Ciudad de México o platicando con los vendedores de libros en los tianguis y ferias, hasta que finalmente adquiría novelas, libros infantiles, de historia, de mitología, de leyendas, y obviamente, diccionarios y enciclopedias que justificaba como algo muy necesario para apoyar el aprendizaje de sus hijos. Por eso en su casa todavía hay una biblioteca con varios libros. Lamentablemente muchos de sus libros se han perdido o se destruyeron con el paso del tiempo, pero otros aún se conservan como símbolos de una de sus mayores dedicaciones en la vida: la lectura.
El caso es que me motivó a leer la novela de Éxodo al explicarme que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1945) los judíos que se negaron a volver a sus lugares de origen fueron concentrados en campos de refugiados en Alemania, Austria y Chipre; desde ahí, con suerte y ayudas, lograron escapar a Palestina (1947) donde se unieron a los demás judíos desplazados, en 1948 bajo el liderazgo e ímpetu del ministro judío David Ben Gurion pudieron fundar el estado de Israel y se pusieron a trabajar en sus granjas comunitarias llamadas Kibutz. Todo ese relato me pareció muy imaginativo y no precisamente histórico, pero tomé el libro y decidí dedicarle un tiempo a leerlo.
Con mucho interés fui leyendo Éxodo y descubrí una trama de personajes, británicos, judíos y palestinos involucrados en hechos históricos como los campos de concentración ingleses en Chipre, la indecisión de los mandos británicos en Palestina, las tensiones diplomáticas en el seno de la ONU, la creación de las granjas colectivas israelíes, las operaciones secretas de la inteligencia judía, y muchas particularidades en las vidas de los supervivientes del Holocausto, que anhelaban tener una patria propia y huyeron en un barco renombrado: Éxodo, conmemorando el acto de liberación del pueblo hebreo de su yugo egipcio, con la guía de Moisés. Al llegar a Palestina y ya sin el control británico esta gente enfrentó a los nativos arrebatándoles tierras, hasta desencadenar el conflicto armado entre árabes y judíos, que permanece y caracteriza a esa zona del Medio Oriente. Ya en la era del vídeo casero descubrí la existencia de una película basada en la novela: Éxodo, dirigida por un ex-alemán: Otto Preminger y protagonizada por uno de mis actores favoritos de la adolescencia; Paúl Newman.
En este post les comparto el pdf del libro y el video de la película Éxodo, ya de Pilón agregué la versión pdf del librito de Rius, para que, además de informarse a modo de entretenimiento, puedan formarse un juicio sobre el origen de la guerra entre israelíes y palestinos, tal como me pasó dándome el chance de leer uno de los libros de mi papá.
► Leer Rius: Palestina, del judío errante al judío errado
MM Perseo Rosales Reyes
Octubre 13 de 2023
septiembre 29, 2023
En mis años de la escuela primaria fue cuando mi querido Papá Arturo Rosales Toledo me regaló 3 libros que ahora añoró, los títulos eran: Mangocho, Historias de Azulita y Rompetacones, y Cuentos y Fabulas Tradicionales. En mi memoria quedo anclado el recuerdo de una fabula del águila y la tortuga, que leí en este último libro, y que se parece pero no es igual a ese cuento que actualmente puede leerse en distintas paginas de Internet.
En aquel entonces lo que leí me encantó y me impactó, porque el relato decía mas o menos así: Un día nació una tortuguita curiosa que empezó a explorar la playa, el mar y el cielo, y de todo lo que iba descubriendo le causó mayor asombro ver el vuelo de una majestuosa águila, entonces cada día la tortuguita nadaba por el mar hasta un islote con una peña adonde se trepaba y poder ver hacia arriba, buscando el vuelo del águila. Desde las alturas el águila miraba cada día a la tortuguita montada en la peña 😎.
Sucedió que al poco tiempo el águila bajo a la peña para conocer a la tortuguita y esta se emocionó tanto admirándola porque podía desplazarse tan rápido, porque podía subir al cielo cuando quisiera y desde ahí dominar todo el panorama, y además porque al volar era imponente; el águila envanecida por tales palabras preguntó a la tortuguita en qué le podía ayudar, la tortuguita le pidió que le enseñara a volar, el águila se negó diciéndole que no era posible porque en vez de alas solo tenia patas, y la tortuguita insistió pidiéndole que le fabricara unas alas, el águila se negó porque le dijo que eso era muy costoso, entonces la tortuguita saco de su caparazón una perla y se la ofreció para pagar el costo. Inmediatamente brillaron los ojos del águila y pregunto dónde había obtenido la perla, la tortuguita le dijo que en su camino por el mar había muchas ostras con perlas, entonces el águila hizo un trato con la tortuguita para llevarla al día siguiente en una experiencia de vuelo por los cielos, a cambio de otras 2 perlas. Esa noche la tortuguita no podía dormir de tanta ansia esperando, imaginando, maquinando lo que sería esa experiencia de vuelo.
En el nuevo día la tortuguita pago lo convenido y el águila se dispuso a cumplir tomando entre sus garras el caparazón, entonces la tortuguita cerró los ojos, escuchó el aleteo del águila y empezó a sentir cómo le pegaba la suave brisa; cuando volvió a mirar se asombró de esa vista aérea del mar, de la playa, del islote y de sus habitantes que eran otras tortugas, cangrejos, gaviotas y focas, entonces gritó: -¡Puedo volar, puedo volar!. Viendo su emoción el águila se animó a llevarla un poco más alto y le dijo a la tortuguita : -¡Hasta aquí llegaremos!, pero la tortuguita le pidió: -¡Llevame más alto, por favor! el águila subió un poco más escuchando su jubilo:
-¡Yupiii... Puedo volar, puedo volar!
-¡Hasta aquí llegaremos!- dijo el águila.
-¡Nooo... Llevame más alto, por favor!- pedía la tortuguita.
El águila siguió subiendo pero cada vez que alcanzaba más altura la tortuguita le suplicaba volar todavía más alto. Y sucedió que en este esfuerzo el águila se debilitaba y le dijo a la tortuguita que ya era el limite, entonces la tortuguita le señaló un nube nimbus y le pidió que solamente la llevara hasta ahí y ya no exigiría nada más, el águila le dijo que era peligroso y la tortuguita le prometió pagar con otras perlas, el águila acepto pero advirtiéndole del riesgo e hizo un último esfuerzo para alcanzar las nimbus. Nuevamente se escuchó el jubilo de la tortuguita:
-¡Yupiii... Puedo volar, puedo volar!
Lamentablemente con cada aleteo el águila seguía debilitándose, al llegar a la nimbus una ventisca le afectó y ya no tuvo más fuerza para sostener el caparazón de la tortuguita, y la soltó... de pronto esa tortuguita se sitió liberada e imitó un aleteo fuertemente con sus patas mientras gritaba:
-¡Puedo volar, puedo volar! ...
Pero la tortuguita se dio cuenta que realmente estaba precipitándose hacia el vacío, caía a la tierra con más y más velocidad, hasta que solamente se escuchó un terrible golpe y todo quedo en silencio.
En el ambiente se empezó a escuchar una música celestial y el eco de una frase que decía:
-¡Ya puedo volar...!
Gradualmente se veía la silueta de una tortuguita, con alas, que se elevaba hacia el paraíso tocando una lira y exclamando:
-¡Ya puedo volar, ya puedo volar! ... 😄
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